Lechazo y cochinillo asado son dos de los platos más importantes de la gastronomía española, concretamente de la zona castellana, ¿verdad? Todos los hemos probado, todos nos hemos deleitado con su sabor y todos hemos deseado repetir cuanto antes estos manjares. Pero… ¿Con cuál de los dos te quedarías tú?
¿Sabías que en El Llagar de Titi contamos con nuestro propio horno de leña castellano? Esto nos permite elaborar espectaculares platos de lechazo o cochinillo todos los días, ya que no dejamos pasar un solo día sin asar. Si lo deseas, por supuesto, también es posible que los preparemos para que lo lleves a tu casa.
Hay varias claves para conseguir cocinarlos de forma perfecta. Por un lado, una materia prima de alta calidad. Por otro, un horno de leña que nos permita sacarle todo el partido, todo su jugo para deleite de los comensales. Nosotros, por suerte, contamos con ambas.
Dentro de este debate entre lecho o cochinillo, vamos a explicarte en primer lugar sus características. El lechazo (o cordero lechal) es el nombre que recibe la cría de la oveja Churra, Ojalada o Castellana y que solo se ha alimentado de leche materna. Su peso suele oscilar entre 9 y 12 kilos y no habrá excedido los 30 días de vida.
Entre sus principales características hay que destacar su carne de color blanco, gran jugosidad y una textura incomparable. El lechazo es la joya de la corona gastronómica en tierras como Burgos, Aranda de Duero, Lerma o La Bureba.
Desde el punto de vista nutricional, su carne cuenta con altísimos porcentajes de proteínas de alto valor biológico y es de digestión fácil. Además, también es fuente de vitaminas del grupo A, E, B o minerales como hierro, potasio, zinc, magnesio y fósforo.
¿Qué hay del cochinillo? En este caso, hablamos de la carne de una cría proveniente de explotaciones que se dedican exclusivamente a ello, con Denominación de Origen, y que ha sido alimentada únicamente de leche materna. Su peso suele rondar entre los 4,5 y los 6,5 kilos y su edad será de tres semanas.
Su carne es rosada o blanco nacarado, te textura firme y, además, su vida útil es de máximo de seis días, no permitiéndose la congelación en la comercialización.
El cochinillo es tradicional de Segovia y se prepara asado y en piezas enteras y usando únicamente agua y sal. El resultado no es otro que un aspecto dorado, piel crujiente y un aroma cautivador y realmente característico.
Y tú, ¿te quedas con lechazo o cochinillo?